Puedo estar distante pero nunca ausente, puedo no escribirte, pero jamás olvidarte, y cuando me necesites, puedo no estar cerca, pero jamás abandonarte.
Esa es una de mis frases favoritas, y una parte de la verdad de la vida.
Si tienes o has tenido a alguien quien comparte una afinidad profunda y natural, en el campo afectivo o espiritual, es como un alma gemela.
Como si ambas personas fueran la mitad de una sola alma.
Algo que nos une desde que nacemos.
Y a pesar de la distancia, por más que quieras olvidar, siempre lo tienes contigo en el pensamiento y en el corazón, por más lejos que se encuentre.
Aunque por el bien de ambos sea la mejor opción borrar toda conexión, es algo mucho más fuerte que supera nuestras propias decisiones.