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viernes, 26 de julio de 2013

No pierdas por error a quien te ama, y no intentes amar por error a quien no le importas.

Cuando llegué a mi casa esa noche, mientras que mi esposa me servía la cena, le agarré su mano y le dije: tengo algo que decirte. Ella se sentó y comió callada. La observé y vi el dolor en sus ojos. De pronto, no sabia como abrir mi boca. pero tenía que decirle lo que estaba pensando: "quiero el divorcio". Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente: ¿por qué?, me dijo: tu no eres un hombre!!!



Esa noche no hablamos, y ella lloraba. Yo sabia que ella quería saber que estaba pasando con nuestro matrimonio, pero no pude contestarle. Sucedió que ella había perdido mi corazón, a otra mujer llamada Juana. Ya, yo no amaba a mi esposa, solamente, le tenía lastima, con un gran sentido de culpabilidad  escribí un acuerdo de divorcio y, en éste acuerdo ella se quedaba con la casa, el carro y el 30% del nuestro negocio. Ella miró el acuerdo y lo rompió a pedazos.



Ella pasó 10 años de su vida conmigo y éramos como extraños, yo le tenía lastima, por todo su tiempo perdido, su energía, pero ya  no podía cambiar, yo amaba a Juana. De pronto empezó a gritar y a llorar como para desahogarse. La idea del divorcio ahora era más clara para mí.



El próximo día llegué a casa y la encontré escribiendo en la mesa. No cené y me fui a dormir, estaba muy cansado de haber pasado el día con Juana. Cuando desperté, todavía estaba mi esposa escribiendo en la mesa. No me importó, me miré y seguí durmiendo. Por la mañana mi esposa me presentó sus condiciones para el divorcio: no quería nada de mí pero necesitaba un mes de aviso antes del divorcio. Me pedía en el divorcio que por un mes tendríamos que vivir como si nada, y llevarnos normal. Su razón era simple, nuestro hijo tenía todo ese mes exámenes y no quería molestarlo con nuestro matrimonio quebrantado. Yo estuve de acuerdo, pero ella tenía otra petición, que me acordara cuando yo la cargue a nuestro cuarto el día que nos casamos. Me pidió que por ese mes, todo los días la cargara del cuarto hasta la puerta de salida de la casa!



Pensé que se estaba volviendo loca pero para que la fiesta fuera en paz, acepté. Le conté a Juana lo que mi esposa me pidió y Juana se reía en vos alta y dijo que era absurdo esa petición, que no importaba que truco mi esposa usara, tendría que darle la cara al divorcio..



Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intensiones de divorcio, así que cuando la cargué el primer día hasta la puerta del frente, los dos nos sentimos mal. Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiéndonos y diciendo; papá esta cargando a mi mami es sus brazos. Sus palabras me dieron mucho dolor. Caminé los 10 metros con mi esposa en mis brazos. Ella cerró los ojos y me dijo en vos baj: no le digas a nuestro hijo del divorcio. Le señale con la cabeza un poco disgustado, la baje cuando llegué a la puerta, se fue a esperar la transportación para ir al trabajo.



Yo manejé solo al trabajo. El segundo día, los dos estábamos más relajados, ella se apoyó a mi pecho, pude sentir su fragancia de su blusa. Me di cuenta que hacía tiempo que no la miraba detenidamente. Me di cuenta que ya no éra tan joven, tenía algunas arrugas, algunas canas; era notable el daño de nuestro matrimonio. Por un momento pensé y me pregunté; qué fue lo que le hice?



El cuarto día, la cargué, sentí que la intimidad estaba regresando entre ambos. Ésta éra la mujer que me dió 10 años de su vida. En el quinto y sexto día, seguía creciendo nuestra intimidad. No le dije nada a Juana al respecto. Cada día era más fácil cargar a mi esposa y el mes se iba corriendo. Pensé que me estaba acostumbrando a cargarla y por eso era menos notable cargar el peso de su cuerpo.



Una mañana ella estaba mirando que ponerse, se había probado muchos vestidos pero no le servían! quejandose dijo; mis vestidos se han puesto grande! y fue ahí que me dí cuenta que estaba muy delgada, y esa éra la razon por cual yo no sentía su peso al cargarla. De pronto me dí cuenta que se había encerrado mucho en el dolor y la amargura. Sin darme cuenta le toqué su cabello. Nuestro hijo entró al cuarto y dijo; papá llegó el momento de que cargues a mamá  hasta la puerta.



Para mi hijo ver a su padre día tras día cargar a su mamá hasta la puerta, se había convertido en una parte esencial de su vida. Mi esposa lo abrazó, yo miré su cara, sentí temor que cambiaría mi forma de pensar sobre el divorcio. Y al  cargar a mi esposa en mis brazos hasta la puerta, se sentía igual que el primer día de nuestra boda. Ella acariciaba mi cuello suavemente y natural. Yo la abrazaba fuertemente, igual que nuestra noche de bodas. La abrazé y no me moví pero, la sentí tan livianita y delgada que me dió tristeza. El último día igual la abrazé y quería moverme, le dije, no me di cuenta que ya no teníamos intimidad, mi hijo estaba para la escuela. Manejé para la oficina,



Salí del carro sin cerrar la puerta, subí la escalera,Juana me abrió la puerta, y le dije; disculpame, lo siento, no quiero divorciarme de mi esposa. Juana me miró , me pregunto si yo tenía fiebre? y yo le dije: mi esposa y yo nos amamos, éra que entramos en rutina y estabamos aburridos, no valoramos los detalles de nuestra vida desde que empezé a cargarla del cuarto a la puerta, me dí cuenta que debo cargarla por el resto de nuestras vidas, hasta la muerte. Juana empezó a llorar, me dió una bofetada y tiró la puerta. Baje las escaleras, me monté en el auto y llegué a la florería y le compré flores a mi esposa, la joven en la floristeria me pregunto; qué le escribo en la tarjeta? te encargaré todas las mañanas hasta que la muerte nos separe!!! llegué a mi casa con flores en las manos y una sonrisa, corrí y subí las escaleras y entre y encontré a mi esposa muerta!!!!



Mi esposa estaba batallando la enfermedad de cancer y yo estaba tan ocupado con Juana, que no me dí cuenta. Mi esposa sabía que se estaba muriendo y por eso me pidió un mes de aviso antes del divorcio, para que nuestro hijo no le quedara un mal recuerdo de divorcio, para que no tuviera una reacción negativa!!!por lo menos le quedaría a mi hijo, en sus ojos, que su padre era un esposo que amaba a su esposa.



Éstos pequeños detalles son  lo que importa en una relación, no la casa, el carro, el dinero en el banco. Crea un ambiente, que crees te llevaría a la felicidad?, pero en realidad, no es así!!!!

Trata de mantener tu matrimonio feliz, comparte esta historia, quizás estés salvando un matrimonio.
Todas las historia de fracaso son iguales....se dan por vencidos cuando están a punto de entrar en éxito.

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